15 octubre 2008

2006, diez años después de aquella foto contra el hambre

Llegamos a 2006 y cada vez más nos vamos convenciendo de que aquello del efecto 2000 ya quedó muy superado y que el siglo XX lo dejamos atrás poco a poco, aunque lo tengamos muy cercano en la memoria. Empezamos un nuevo año y todavía nadie es capaz de aventurar cuáles serán los grandes hitos que cambiarán el mundo en los próximos años. ¿Será alguna vacuna contra el sida?, ¿será el momento de contar con tratamientos eficaces ante cualquier tipo de cáncer? o, en plan pesimista, ¿será el comienzo de las catástrofes medioambientales que convertirán a nuestras ciudades costeras en venecias inundadas?, tal y como auguran algunos ecologistas.

Por eso casi es mejor no jugar a Rappel. Pero hasta que lleguen todas estas novedades, si es que llegan… es indudable que todavía hay otras cuestiones que continúan sin solución, pero que tendrían vías de arreglo a corto plazo si se pusiera más interés en ello… y sin la necesidad de tener que esperar a un nuevo siglo. Y, sin duda, el problema más injusto es el del hambre. En la Cumbre Mundial sobre la Alimentación, celebrada en Roma en 1996, los líderes de 186 países se comprometieron a reducir a la mitad el número de personas hambrientas en el mundo, a más tardar en 2015. Todos los líderes salieron muy guapos y bien vestidos en la foto… pero en 2002, en “La Cumbre Mundial sobre la alimentación: cinco años después”, a la que asistieron 179 países, se pudo concluir que los objetivos marcados en 1996 estaban muy lejos de ser cumplidos.

Pero lo que es más decepcionante es que ahora llegamos a 2006 y, sin saber si se organizará una tercera cumbre para analizar aquel compromiso de 1996, podemos asegurar que diez años después de aquella foto el hambre sigue siendo una lacra mundial. Por eso no entiendo que tenga que ser necesario esperar cinco años, y cinco años más, y cinco años más… para que los líderes mundiales se den cuenta de que lo importante no es soltar discursos y hacerse una foto en cumbres mundiales sobre la alimentación. Eso de que hay hambre en el mundo ya lo sabemos todos, no hace falta que nos lo recuerden cada cinco años. Lo que realmente es necesario es que se adopten medidas concretas para atajar el drama, con una voluntad firme, sin necesidad de declaraciones ni compromisos, simplemente tomando decisiones eficaces.

Si los líderes mundiales no afrontan directamente y conjuntamente este problema, nos veremos abocados a confiar en que el cantante de U2, Bono, tenga que ser el que los espabile o que las ONG’s y movimientos sociales se sigan desgañitando en foros paralelos a las cumbres del G7, del Fondo Monetario Internacional, etc. Y es que parece mentira que a estas alturas, en un mundo globalizado en el que podemos saber al instante lo que ocurre en cualquier esquina del planeta… tengamos que levantar nuestra voz para denunciar que 1.200 millones de personas viven en extrema pobreza. Es muy triste.

No hace falta reunir a todos los ministros de economía del mundo mundial para concretar medidas que frenen el hambre. No hace falta preparar una tesis doctoral ni realizar estudios o encuestas país por país para ver qué se puede hacer. Todos sabemos lo que se puede hacer. Empezando por liberalizar el comercio mundial, para que los países pobres puedan competir en igualdad de condiciones, y continuando por recortar los gastos en armamento, etc, etc.
No nos engañan. Sabemos que si no se hace es porque no se quiere. Si se mantiene esta situación no es porque no haya remedios, sino porque hay una voluntad latente de no arreglarlo. Se intentan ocultar las soluciones, pero todos las conocemos. Y encima, aunque muchos no se atrevan a decirlo, por no solucionar estos grandes focos de desigualdades, de injusticias… se están sembrando, poco a poco, futuros conflictos, futuras guerras y futuros terrorismos kamikazes de personas desesperadas. No trato de sembrar el miedo, pero si constato el hecho de que ahora que tenemos las mejores herramientas para conocer y solucionar los principales problemas mundiales… lamentablemente muchos siguen con los brazos cruzados, como si nada. Por eso conviene recordar aquella cumbre contra el hambre de 1996, por eso no me arrepiento de no haber escrito un cuento de Navidad, que es lo que pensaba hacer antes de comenzar la primera línea de este artículo. En fin, a pesar de todo, Feliz Navidad.

(DICIEMBRE 2005)

No hay comentarios: