15 octubre 2008

Adolfo Suárez: dejar de ser un personaje sin dejar de ser persona

Fue presidente del Gobierno y uno de los principales protagonistas de la transición española… y hoy, sin embargo, no sabe quien es y le cuesta reconocer a sus familiares. No se acuerda de que vivió en el palacio de La Moncloa ni que sus actuaciones permitieron pasar, durante un largo y delicado proceso, de una dictadura a una democracia. Quizá tampoco se acodará que luego lideró un partido político, el CDS, que intentó situarse en el centro político, pero que acabó desapareciendo por la fuerza de los dos principales partidos políticos de este país.

Pero no se trata aquí de glosar los éxitos o derrotas de Adolfo Suárez, sino más bien resaltar que su actual situación nos permite recordar a todos lo que le ocurre a muchos de los mayores de nuestro país. La demencia senil, el Alzheimer y todas las patologías degenerativas de la memoria provocan que la persona se encuentre en un lugar extraño donde no reconoce a nadie y donde sus acciones y reacciones a menudo no tienen sentido.

Son muchas las familias que cuando se encuentran con un pariente en estas circunstancias les cuesta asumir la realidad. No son capaces de aceptar que una persona deje de reconocer a todos los que le rodeaban. Es duro, muy duro, sobre todo en aquellos casos más graves en los que uno no sólo pierde la cabeza, sino también la movilidad. Y en estas circunstancias el enfermo necesita de un cuidado permanente, durante las 24 horas… el anciano vuelve a ser casi un bebé al que hay que vigilar constantemente.

Pero a pesar de las dificultades, son muchas las familias que hacen lo imposible por mantener la dignidad de aquella persona que antes lo era todo en el hogar. En ese sentido, pese a perder buena parte de sus aptitudes, el enfermo que pierde la memoria sigue estando en la memoria de todos los demás y por ello siempre son pocos los esfuerzos que se puedan hacer para cuidarlo.

Mi abuela paso por esto y aun recuerdo que en sus últimos años, aunque ella ya no era la misma de siempre, para mí seguía siendo alguien fundamental: mi abuela. Aunque yo todavía era un niño, recuerdo que fui capaz de reconocer en ella todas sus virtudes hasta el último de sus días. Apenas podía hablar, en ocasiones se enfadaba, pero su presencia siempre me alegraba al saber que la que estaba a mi lado era mi abuela, no era una desconocida aunque ella no pudiera verme como su nieto.

Toda persona, por muchos deterioros que pueda sufrir, siempre es persona y por ello hay que tratarla como tal. Adolfo Suárez ha dejado de ser aquel personaje del “puedo prometer y prometo”, ha dejado de ser alguien al que se le pueda pedir consejo, ha perdido toda su influencia política y social… pero sigue siendo persona y a buen seguro que sus hijos le siguen viendo como padre ahora que todavía les acompaña, aunque haya perdido parte de sus facultades.

Sin duda la perdida de su esposa y de una de sus hijas por culpa del cáncer también ha marcado la vida de Adolfo Suárez y de toda su familia. Los años gloriosos en los que ocupó un lugar destacado en la sociedad española han pasado, pero creo que el ejemplo que ahora nos da él y toda su familia también nos obliga a reflexionar. Adolfo Suárez tiene que seguir siendo un referente importante porque no debemos olvidar nunca que toda persona sigue siendo integra y digna hasta el final por muchas dificultades y carencias que aparezcan. Tener esto en cuenta es quizá el mejor rasgo de humanidad.

(AGOSTO 2005)

No hay comentarios: