14 octubre 2008

Maldito euro

Le tenía ganas a este artículo, lo reconozco, porque con el voy a poner a caldo a mucha gente, empezando por todos los presidentes y primeros ministros de la Unión Europea, pasando por el presidente del Banco Central Europeo, los ministros de Economía y Hacienda y, si apuramos, hasta los ministros de Interior. Pero empezaré por una auto crítica, por haber sido un ingenuo, un fantasioso. Pensaba que esto del euro iba a ser muy bonito, que lograría unir a Europa, que nos traería unos nuevos y preciosos billetes y que me iba a permitir visitar a mi hermano residente en Alemania sin tener que llevar marcos... vamos, una ricura lo del euro.

Ingenuo también porque pensaba, y así lo escribí en su día en No Badis, que el principal problema del euro iba a ser el tener que pensar constantemente en pesetas, es decir, llevar una calculadora pegada al bolsillo. Me imaginaba que habría colas y colas en los supermercados debido a los retrasos que provocaría el personal haciendo sus cálculos con la Casio antes de soltar los billetes: “Oiga, no me metan prisa, que estos billetes con dibujitos son dinero”.

Pero no, me equivoqué, lo de las calculadoras no ha sido lo más engorroso, quien más quien menos ya se ha ido acostumbrando al euro, y ya vamos sabiendo que 20 euros son alrededor de 3000 pelas y sobre todo que 6 euros son 1000, algo que ya sabe hasta mi tía abuela. El problema, el auténtico drama del euro es... venga, sí, digámoslo claramente: que ha sido un robo, un atraco diario, un insulto a nuestros bolsillos, una tomadura de pelo. Y creo que ya basta, que ya ha pasado un añito señores de Bruselas, a ver si alguien da un golpe sobre la mesa o pega un par de gritos por ahí, que esto no puede seguir así.

El atraco se visualiza de la siguiente manera: lo que antes era una moneda de 100 pesetas en pocos meses ha visto su valor crecido hasta las 166 pesetas. Es decir, las 100 pesetas de entonces son un euro de hoy, con lo que casi todo ha subido su precio en una proyección de 66 pesetas, que no es poco. Y esto no me lo invento yo, este pensamiento está en la calle, en la boca de todos y, lo que es peor, se ve claramente reflejado en nuestra cuenta corriente y en el plástico de nuestra tarjeta, que va desgastándose por sacar tantos billetitos del cajero, pues se nos acaban pronto. Un ejemplo, antes se podía sacar de las máquinas una lata de coca-cola por 125 pesetas. ¿Y ahora?. Bueno, en los aeropuertos... mejor ni intentarlo. Y así con todo, podría hablar del café diario, de mis cereales Chocapic, de la lechuga y los tomates que compra mi madre, del cine, de los zapatos...

Pues eso, ríete del famoso robo del tren de Glasgow, ríete de Roldán, esto sí que ha sido un robo a lo bestia, sólo que nos está afectando a todos, he ahí la diferencia. Y lo peor es que nadie mueve un dedo, pues con eso de que la gente todavía anda despistada pagando con la nueva moneda... los gobiernos nacionales no han hecho nada por impedir esta sangría, no veo policías ni funcionarios de la Agencia Tributaria revisando los precios en mi hiper, no veo ni siquiera a los partidos políticos preocupados con el tema, no veo nadaaaaaaa ¡¡¡¡¡ Es gracioso, los gobiernos sí estaban muy preocupados por lo del redondeo, por ver si un kilo de patatas que costaba 4.6 euros... a algún pillin se le ocurría redondearlo a 5 euros. Pues ojalá, ojalá que los comercios hubieran redondeado todo subiendo los precios en 4 céntimos. Pero es que lo cruel ha sido que aquí no ha redondeado ni su padre, aquí lo que han hecho es subir los precios exponencialmente, sin contemplaciones, a saco, tonto el último.

¿Hasta dónde vamos a llegar? A este ritmo habrá que pagar a 1.500 euros el metro cuadrado de cartón-hogar bajo los puentes de La Riera. Porque claro... luego llega la pregunta de siempre: ¿Qué es lo que no ha subido? Ta-chin, ta-chan: los sueldos. Ohh, menuda ofensa al ciudadano, ¿cómo íbamos a pensar que el euro iba a ayudar a mejorar los sueldos?, no, eso no, eso no caerá. En fin, yo que era un europeísta convenido, el pasado 27 de diciembre me comía el periódico de rabia cuando leía que Duisemberg, presidente del Banco Central Europeo, decía: “debería haber sido más honesto sobre el impacto del euro en la inflación”. Y tanto, como que nos ha engañado a todos. No seré yo el que celebre el primer aniversario del euro. ¡Arriba las manos, esto es un atraco! (diario).


(ENERO 2003)

1 comentario:

Anónimo dijo...

no te preocupes, yo tampoco celebré el 1er aniversario de esta maldita llegada de un verdadero equivalente a una inyección de heroina o caballo o jaco, porque el euro ha traido los mismos efectos secundarios: todo lo que era malo, como el racismo, ha ido a peor en 7 años (ahora).