14 octubre 2008

Yamboulat, rezo por ti (Carta desde Palma a Grozni)

Querido amigo:
Me gusta ver cuando puedo los casi siempre interesantes documentales (*) que cada semana nos regala la televisión de nuestro país, pues afortunadamente no todo es telebasura. Recientemente fue la televisión pública nacional la que nos ofreció un interesante programa dedicado a los reporteros de guerra. Y en aquella noche me acordé de nuevo de ti, pues emitieron un documental sobre tu país, Chechenia.

Viendo las imágenes de cómo se desarrollaron las dos guerras ruso-chechenas, todos mis pensamientos se dirigieron hacia ti, cavilando en cómo fuiste capaz de sobrevivir a los bombardeos despiadados de los tanques y aviones rusos, y cómo pudiste dormir por las noches bajo un techo seguro, pues tu ciudad, Grozni, aparecía totalmente destruida. Tampoco sé como te libraste del traslado forzado -promovido por el ejército rojo- de miles de chechenos a regiones inhóspitas de Rusia. No comprendo cómo lograste aquello.

Y también recordé aquel verano, cuando mis padres quisieron acogerte en nuestra casa a través de la campaña organizada por el Ayuntamiento de Calvià. Llegaste con los pantalones deshilachados y con una camisa llena de manchas. Ni siquiera llevabas calcetines. Te note extremadamente delgado, como la mayoría de los chicos que habían venido contigo en el avión. Recuerdo que en aquel primer día abrías los ojos como si hubieras llegado a Marte. Mirabas hacia todos los lados y procurabas fijarte en los detalles de aquello que más te llamaba la atención.

De camino a casa, dentro del coche, tuve la oportunidad de sentarme atrás, junto a ti, con lo que pude observar todas tus reacciones. Te pegabas a la ventana mirándolo todo con extremo interés. Te sorprendía la cantidad de luz que desprendía la noche del Paseo Marítimo de Palma y los edificios altos que bordean la primera línea de la costa. No soltabas palabra y de cuanto en cuanto me mirabas y me dirigías alguna tímida sonrisa. Al llegar a casa te llevamos directamente a tu habitación porque eran las cuatro de la madrugada y estabas muy cansado. Mi madre te quitó la camisa que llevabas encima y se sorprendió al ver que tu cuerpo de diez años estaba lleno de pequeñas cicatrices, provocadas por esas esquirlas de metralla que los médicos te revisaron días después en el hospital de Palma. Aquella primera noche quisiste dormir con la luz encendida y con la puerta abierta, tu primera noche en un mundo de paz en muchos meses, sin el ruido de las bombas.

Viendo aquel documental de Chechenia, de sus guerras y desolación, entiendo lo que te costó acostumbrarte a vivir en paz, entiendo por qué me explicabas, mediante gestos, que tus primeras noches te despertabas con pesadillas pensado que también caían bombas sobre nuestra casa... y entiendo por qué me escribes cada año, rememorando aquellos dos meses como si hubieran sido una segunda vida para ti. Recuerdo que antes de irte te regalé un álbum con tus mejores fotos en Mallorca, y sé que lo miras a menudo, pues tu país sigue estando en el olvido de los que mandan y sé que añoras nuestro mar y todo lo que aquí viviste. Recuerdo la última vez que te vi, aquel abrazo en la puerta de embarque y tu genial y permanente sonrisa.

Chechenia, Kurdistán, Sudán, Sierra Leona... y tantos otros países siguen en el abandono, os tenemos abandonados y lo único que hacemos es mandaros sacos de arroz y hospitales de “pon y quita” cuando la desgracia es todavía mayor, cuando os cae encima un terremoto o alguna inundación. Se podría hacer mucho más, en educación, en infraestructuras, en tecnología... Todo eso podríamos hacer los países que lo tenemos todo, esos que discutimos si el 0.7% no sería demasiado dinero para países como el tuyo. Y yo mismo podría hacer mucho más. Podría hacer lo mismo que está haciendo aquella periodista que descubrí en el documental del que te hablaba. Era una periodista de una televisión checa, que viendo que sus reportajes no lograban detener la guerra en Chechenia, decidió dejarlo todo, comprarse una casa en Grozni y cuidar ella sola de cincuenta niños huérfanos como tú. Quizá yo debería pensar en hacer algo así, pero te soy sincero, no tengo fuerzas ni una voluntad firme para semejante heroicidad. Sólo puedo denunciar el olvido de la situación de tu país y rezar por ti. Un muy fuerte abrazo Yamboulat.


(*) En TVE, “Documentos TV”, “En portada”, “Arte-La noche temática” y “Línea 900”. En TV3 “30 minutos”. En Canal 33 “Siglo XX” y “60 minutos”.

(MAYO 2002)

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