15 octubre 2008

De uno que quiere cambiar el mundo a destiempo



Al Gore. Quizá muchos ya no recuerdan este nombre. Fue vicepresidente con Bill Clinton durante 8 años, es decir, durante 8 años fue vicepresidente de la primera potencia mundial, Estados Unidos. Y, curiosamente, tras finalizar sus mandatos como número dos, estuvo a punto de convertirse en presidente, en el líder de los líderes mundiales, pero no lo consiguió por un puñado de votos, unos cuantos votos que sí le dieron la presidencia a George Bush hijo, o George Bush II, actualmente residente en la Casa Blanca.

Pues bien, años después de su periplo político Al Gore, ahora ciudadano de a pie, aunque cobrando miles o millones de dólares por sus conferencias, de nuevo aparece en los periódicos porque ha organizado personalmente una cruzada ecologista por todo el mundo. Las teorías que defiende, sobre las que no voy a discutir, insisten en la idea de que si seguimos destruyendo el medioambiente, la capa de ozono, etc, etc, al mundo ya no le quedarán demasiados siglos por delante. Si eso es así nosotros ya no lo veremos, pero por si acaso va de país en país recordándolo en hoteles y en congresos de todo tipo. Repito, no se trata ahora de analizar si eso es verdad, que algo de verdad tiene, pero si es un momento oportuno para recordarle al bueno de Al Gore que quizá su denuncia llega algo tarde, es decir, cuando su poder político, su poder decisorio y su influencia mundial ya es historia.

Durante los próximos meses, y así lo acaba de hacer en Madrid, Al Gore nos recordará los desastres que el hombre realiza sobre la naturaleza, bien ciertos y contrastados, y nos dirá que es hora de tomar soluciones al respecto, que hay que cumplir lo que marca Kioto e incluso ir más lejos, etc, etc, pero seguramente nadie se atreverá a preguntarle en alguna de sus conferencias... ¿por qué no se tomó en serio este tema durante sus 8 años como vicepresidente de los Estados Unidos?, ¿por qué no impulsó durante aquellos 8 años medidas ejemplares en materia medioambiental que hubieran podido ser ejemplo para todo el mundo?.

Pues no, auque su fama como defensor del medioambiente venía de muy atrás, los ochos años en los que fue todopoderoso con Clinton tuvieron poco o nada de ideología verde. Ha tenido que ser años después que, de repente, la lucha en defensa del ozono vuelva a ser una de las prioridades de su agenda... y yo añadiría que de su bolsillo. No hay nada como recuperar la fama de los años en la Casa Blanca y volver a los periódicos como adalid de batallas mundialmente populares. Eso siempre se vende muy bien en los periódicos, en los talk-shows televisivos y en los reportajes de las revistas de fin de semana. Sin duda es una campaña de marketing perfectamente orquestada.

A los ecologistas al menos les queda la esperanza de que Hillary Clinton sea la próxima presidenta de los Estados Unidos, que lo será (admito apuestas), y que entonces Al Gore regrese a la Casa Blanca junto con la familia Clinton, pero sin dejarse en el hotel sus papeles en los que nos habla sobre su lucha por una atmósfera más limpia. Sería entonces el momento en el que Al Gore podría dejar su papel de conferenciante de alto standing y comprometerse de verdad a cambiar el mundo.

Sea o no sea así, mi sueño llegará el día en el que los líderes del primer mundo dejen de interpretar un papel puramente institucional, políticamente correcto, y pasen a convertirse en verdaderos artífices de un cambio mundial en los temas que realmente preocupan. Y no sólo el medioambiente, también otros muchos como el hambre, el sida o la falta de infraestructuras de aquellos países que se desmoronan cuando se suceden las distintas catástrofes naturales. Si, es un sueño, quizá una utopía, pero no está prohibido soñar.

(SEPTIEMBRE 2006)

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