15 octubre 2008

¿Teléfono móvil a los 10 años?



El otro día abro un periódico local y me encuentro con la siguiente noticia: “El uso del teléfono móvil se ha extendido en nuestra comunidad. El 49 % de los menores de las Islas Baleares, con edades comprendidas entre los 10 y los 14 años, tienen teléfono móvil, según datos del Instituto Nacional de Estadística”.

Tiene tela el tema. La mitad de los niños de Baleares ya tienen entre sus pertenencias un teléfono móvil. ¿Es esto un éxito de la sociedad del bienestar?, ¿es una sana preocupación de los padres para que sus hijos puedan estar bien comunicados con la familia y con la pandilla de la clase?. Pues yo creo que ni lo uno ni lo otro. Se trata, sin duda, de un éxito más del consumismo salvaje, del tener por tener, del apetecer por apetecer.

Y es que me hago la siguiente pregunta: ¿Para qué narices un niño de 10 años necesita un teléfono móvil?. ¿No le basta ya con la Play Station? o, por citar algo más sano, la bicicleta, la pelota de fútbol o la mesa de ping-pong. Pues no, ahora resulta que Papá y Mamá han visto que el nene necesita un móvil porque tiene un serio problema: los compañeros de pupitre de Pedrito se mandan SMS… y claro, el nene no tiene. Y eso no puede ser. Pues nada, ¡a comprárselo!.

Entiendo que unos padres puedan dejarle (repito, dejarle) un móvil a su hijo para una determinada circunstancia, para que éste pueda avisarles de que le tienen que pasar a buscar al terminar el entrenamiento del fútbol, las clases de piano o el repaso de matemáticas… pero de ahí a regalarle al niño un móvil para su libre albedrío, para su uso y disfrute… eso si que no me entra en la cabeza.

Y claro, lo que a mi me asombra no es que el niño quiera tener un móvil… porque un niño, si es niño, lo que quiere es tenerlo todo, e incluso llegar a ser bombero o jugador del Real Madrid o del FC Barcelona. Un niño, por naturaleza, quiere ver convertido sus deseos en realidad… y, si no logra lo que quiere, pues llora: Papáaaaa quiero esto, Mamáaaaa quiero esto. Entonces, lo grave es que el 50% de los padres de las Islas Baleares hayan dicho: “¿Quieres un teléfono móvil?. Claro mi niño, aquí tienes, ahora mismito llamo al banco para domiciliar las facturas de tu teléfono en mi cuenta. No te preocupes, aquí tienes, y mira, este también hace fotos”.

Vale, le estoy poniendo un poco de teatro y de exageración al tema, pero es que el tema es preocupante. Ya no entro en el uso que le puede dar un chaval de 10 años a un teléfono móvil, si se dedicará a perder el tiempo en clase mandando SMS, si lo que hará será votar a su cantante favorito de Operación Triunfo (1,2 euros el mensaje), o si se bajará politonos como el de “Opa yo viaze un corra”.

La Fundación Eroski ha señalado en su revista que “no se puede dotar a los niños de instrumentos excesivos para la edad que tienen. Los padres aseguran que están más tranquilos si el niño lleva móvil, pero no se percatan de que su hijo tiene en la mano un juguete que puede utilizarlo en una dimensión más allá de lo que está a su alcance”.

La revista también señala que “estamos llenando a los niños de vida adulta cuando tendrían que vivir la niñez. Antes no se podía regalar a los hijos todo lo que pedían porque no había dinero, mientras que ahora sí se hace y muchos niños no tienen edad para digerir este tipo de cosas. Los padres actuales tienen suficiente dinero pero no suficiente criterio. Suelen decir a todo que sí para no crear un litigio con sus hijos”.

Sobre el “chantaje moral” que puede suponer para los padres el conocer que algunos niños se ríen de sus hijos por no tener móvil, los psicólogos recomiendan hablar con los pequeños para hacerles entender el verdadero valor de la amistad y de las relaciones con los demás, de manera que “si un niño rechaza a otro por esta circunstancia, habría que enseñar al menor a buscar otros amigos en lugar de ceder, porque entonces más adelante pedirá otra cosa”.

Para terminar, una reflexión. ¿Se han parado a pensar estos padres lo que significa este regalito para un niño?. Esta claro que no. Si piden un móvil en la infancia, ¿qué pedirán en la adolescencia?. Las prioridades de un niño, o niña, de 10 años son otras. Y la responsabilidad de los padres es ejercer correctamente y con sentido común su papel de educadores.

(OCTUBRE 2006)

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