15 octubre 2008

La mujer como modelo

Empieza a ser extraño el día en el que los telediarios no comienzan con la noticia del asesinato de alguna mujer. Lamentablemente nos hemos acostumbrado a los llamados casos de violencia de género o violencia doméstica. Un lenguaje demasiado formal para hablar sobre algo que se resume en una sola palabra: maltrato, maltrato que por desgracia en muchas ocasiones termina con vidas humanas.

Los políticos, unos y otros, adoptan ahora leyes y medidas para intentar atajar de alguna manera esta sangría diaria. Las campañas de concienciación social, medidas de alejamiento para los agresores, penas más duras para los maltratadores, seguimiento de las víctimas con pulseras GPS, policías especializados en la materia... todo esto está muy bien... pero no es suficiente.

El respeto por la mujer no se construirá principalmente desde las administraciones públicas ni desde los juzgados de guardia o las comisarías de policía. La mujer, su integridad y todas las maravillas que la rodean están siendo minusvaloradas y menospreciadas en muchos ámbitos de la sociedad. La publicidad, el cine y la televisión nos presentan modelos de mujer que han sido configurados únicamente en función de sus atractivos superficiales. Sólo interesa el cuerpo bello, frágil, moldeable, esbelto. Sólo interesa mostrar modelos de mujer que sean deseables o apetecibles para su posesión, casi como un trofeo.

Sin embargo, lo interior, lo trascendental, las virtudes con las que cuentan la mayoría de mujeres... todo ello se oculta al gran público. La verdadera belleza de toda mujer no se expone y por lo tanto tampoco se conoce. Es muy triste que ocupe más horas de televisión Victoria Adams que Aung San Suu Kyi, la tenaz opositora al régimen militar de Birmania. Es lamentable que Yola Berrocal sea más conocida que la científica Margarita Salas...

Y encima a los hombres, que en ocasiones presumimos de ser buenos en todo, se nos ha ocurrido el tema de la cuota del 50% para demostrar que somos muy generosos. Y no creo que sea esa la solución. Una mujer, al igual que cualquier hombre, será buena y válida profesionalmente en el caso de que lo haya demostrado con anterioridad. El hecho de ser mujer no debería ser un aval que abra todas las puertas.

Para recuperar a la mujer como verdadero modelo no es sólo cuestión de citar nombres de mujeres que hayan destacado por su trayectoria humana y profesional. Afortunadamente son miles y miles las mujeres que cada día merecerían un homenaje. Mujeres que compaginan al mismo tiempo su trabajo, la educación de los hijos y las tareas domésticas. Mujeres que además de lo anterior tienen en casa una familia numerosa a la que atender y aun así son capaces de salir adelante sin perder sus nervios, los del marido y los de las criaturas del hogar. El día en el que la mujer deje de ser vista como un simple objeto de deseo, el día en el que se hable de su enorme valía y no de su fragilidad, el día en el que ser mujer no sea un impedimento ni una ventaja, el día en el que se la considere en su integridad... ese día será el comienzo de un mundo más humano.

(MAYO 2004)

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