15 octubre 2008

Lo absurdo de vivir sin motivación

Me contó que uno de sus mejores amigos, de 40 años, le había dicho que ya no tenía motivaciones en su vida. Ya estaba casado, con dos hijos, una buena casa y un buen trabajo. Por todo ello pensaba que ya había cumplido todos sus objetivos y que su vida no iba a cambiar en muchos años. Que triste.

En el lado contrario también circulan por el ciberespacio pensamientos de pesimismo permanente. En alguna ocasión he recibido en mi buzón electrónico aquel relato que dice algo así: “en la adolescencia nos enfrentamos a todo el mundo, en el matrimonio echamos de menos la independencia, cuando llegan los hijos buscamos desesperadamente la tranquilidad, cuando somos abuelos perdemos el cariño de los hijos”... Que triste, también.

Y no es bueno lo uno ni lo otro. Situarse en una absurda satisfacción, en la atonía, es la peor forma de encarar las maravillas, y también las miserias, que tiene todo recorrido vital. Pero también refleja una gran negatividad vivir en un sentimiento de perenne frustración. Por supuesto que casi todo es mejorable y que siempre podemos añadir algo que nos acerque un poco más a la felicidad... pero siempre siendo conscientes de las circunstancias que rodean el aquí y el ahora.

Lo mejor es saber asumir las bondades y las privaciones de cada ciclo. Y pondré un ejemplo muy cercano. Días después de que aparezca en la calle este ejemplar de No Badis a mi me tocará asumir un compromiso que me marcará de por vida. Me caso. Es evidente que todo o casi todo cambiará a partir de ese día, empezando por el hecho de que ya no sólo tendré que pensar en mi mundo y en mis cosas, sino que todo tendrá que pasar también por el prisma de una mujer con la que compartiré intensamente todos mis defectos (y las virtudes que ella pueda descubrir, si las encuentra).

Y lo que no haré será amargarme porque tenga que aprender cómo se hace un pollo al ast, o porque tenga que descubrir que una aspiradora puede limpiar toda una casa además de mi coche, o porque... Y esto es así porque tampoco en la difunta EGB me entraban depresiones cuando ponían deberes para el fin de semana o cuando en la universidad había que preparar exámenes no sólo para el mes de junio sino también para febrero.

Aunque reconozco que dicho así puede dar la impresión de que todo es fácil y que el mundo es de color de rosa. Parece que es suficiente con asumir los pros y los contras para ir superando cada etapa en la vida. Y tampoco es eso. También hay muchas dificultades por el camino y hace falta una importante dosis de esfuerzo y sacrificio para saber en cada momento dónde está cada uno y qué es lo que se puede y no se puede hacer.

A la persona de 40 años de la que hablaba al principio le recomendaría que saliera de la monotonía, que no se conformara con lo que tiene, que descubriera lo mucho que se puede hacer con y por los que están a su alrededor... y sobre todo le diría que tiene la importante responsabilidad de que sus dos hijos no acaben pensando en el futuro lo mismo que hoy piensa su padre. Si convertimos al mundo en un lugar lleno de personas conformistas, de miras cortas o de pesimistas sin remedio... sería todo muy aburrido. Por ello es necesario hacer caso a Goethe cuando dijo “la vida es breve, no la hagamos pequeña”.

OCTUBRE 2004

4 comentarios:

nature love dijo...

Hola!! Me gusto bastante tu articulo. La verdad que el dia a dia es muy rutinario, y mas si uno sale sin energia despues de las 8 o mas hrs que se chuta en el trabajo, lo unico que quiere es dormir. Y tambien es un sentimiento de depresion el que da estar en un cubiculo todo el dia sentado encerrado como un animal dentro de una jaula. Uno se convierte en una persona gris. Aunque salga del trabajo y haga otras actividades, llegara el dia siguiente y sera igual. Rutinario. Eso quita la motivacion a cualquiera. Y pues mas siendo soltera sin hijos y con relaciones tristes detras, pues menos motivacion ni de iniciar una relacion dan... Bueno ya saque mis sentimientos y la vida es corta, no hare que sea mas pequeña

Anónimo dijo...

Me identifico mucho con lo expuesto. Tengo casi 30 años y me sientó súper desmotivada y vacía. Para mí la vida es totalmente gris y oscura. A veces me imagino viviendo 30 0 40 años más así y la depresión y melancolía se apodera de mi mente.

Carlos Del Pino - Héctor Lillo dijo...

La verdad es que tu artículo no sirve de mucho... el decir no hagamos la vida más pequeña no soluciona nada ni tampoco dice nada... ¿Por que hacer que nuestros hijos no piensen lo mismo? lo cierto es que tengo 24 años y siempre pienso en las personas como las que han comentado antes, en no terminar así... pero ¿Que se puede hacer? ¿Podrías dar un consejo práctico que no sean las drogas o la religión?

Anónimo dijo...

Sabes tengo 20 ya no tiene sentido nada me siento del asco el mundo pronto acabara eso me da cierta tranquilidad pero ya no deseo vivir