14 octubre 2008

Terminator gobernador, ¿un modelo a seguir?

La sociedad está perdida, ha perdido totalmente el norte y ya no sabe si los impactos que recibe de la televisión son algo bueno o malo. Ha llegado un momento en el que cualquier referencia puede ser considerada ejemplar, modélica. Ya no importa el pasado ni los esfuerzos y las virtudes que uno pueda haber acumulado a lo largo de la vida. Ya sólo importa lo inmediato, aquello que llama la atención, lo que pueda romper la monotonía. Arnold Terminator se ha convertido en el gobernador del estado de California y aquí en Europa lo que hacemos es reírnos de los americanos.

Y pienso que no es para reirse. Es para llorar. ¿Alguien se ha detenido a mirar las virtudes del nuevo gobernador?. Al margen de su carrera en el cine, de su acoso a más de quince mujeres (aunque en eso prefiero no entrar, quizá más de una ha sido contratada para hacer ese papel), de su matrimonio con una Kennedy... etc, además de todo eso, ¿tiene Arnold Terminator alguna virtud para ser gobernador de una de las zonas más ricas (y endeudadas) del mundo? Hombre, algo bueno tendrá... dirán algunos.

En el escaparate público, es decir, en los medios de comunicación... cada vez son menores los referentes políticos de altura intelectual. La causa es obvia, aquellos que son modelos, que son verdaderos ejemplos a seguir... prefieren no entrar en ese mundo. Se gana más, en dinero, en calidad de vida y en prestigio, en la empresa privada que en la asquerosa arena política. Por quedar ya no quedan ni buenos ejemplos en la política más cercana y sencilla, la política local... donde en Baleares hemos podido ver en estas últimas semanas desde políticos que sacan a lucir sus partes más íntimas en plena calle, hasta un presunto acosador de niños. El problema entonces ya no es sólo que no sepan gobernar, que sean ignorantes, sino que además empiezan a abundan los indecentes.

Lo peor de todo esto es que no podemos decir aquello de “apaga y vámonos”. No, no lo podemos decir porque todo pueblo democrático debe ser gobernado por alguien, porque lo contrario sería vivir en total anarquía, aunque a veces estemos tentados a preferirla, sobre todo cuando quién gobierna es un inútil. Y es que así estamos en muchos lugares, con Tamayos en Madrid, con el GIL en Marbella y ahora lo que nos faltaba, con Arnold Terminator en California.

Los partidos políticos deberían replantearse un poco la situación, en beneficio de su propia existencia, si es que quieren sobrevivir. Los formaciones políticas deben darse cuenta que ha llegado la hora de abrirse a la sociedad, que en las listas electorales no se meta a cualquiera por ser amigo de no se quien, por caerle simpático al secretario general o por salir muy guapo/a en las fotos. Ha llegado el momento de profesionalizar un poco la plantilla de los partidos políticos, que intenten funcionar como empresas privadas, en una palabra, que fichen a las personas por sus méritos, a golpe de curriculum vitae y no en plan “este hay que meterle porque...”.

Seguramente para los puestos de primera línea será difícil la contratación, pues como antes he comentado, una persona decente preferirá no entrar en terrenos putrefactos... pero esto no quita que los puestos de base empiecen a ser ocupados por personas que sepan al menos hacer dos cosas: trabajar bien y ser personas dignas. Parece mentira que haya que exigir esto a los que han de ocupar puestos de representación, pero visto lo visto... se hace urgente integrar en la clase política a los/las que sí puedan ser modelos de referencia a seguir. Es necesario... o aquí tendremos pronto a nuestro Torrente como presidente de alguna comunidad autónoma o incluso en Moncloa, tiempo al tiempo.


(OCTUBRE 2003)

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