14 octubre 2008

Lo que esconde la droga

Asusta, ver a un drogadicto por la calle asusta. Asusta porque lo que ves no es una persona, lo que ven nuestros ojos es un cuerpo dominado por algo que lo arrastra a la mentira, al abandono o incluso a la delicuencia. Pero siendo todo eso triste, no es lo peor. Lo peor de un drogadicto es que pierde su condición de ser humano. Todo su ser -acción, sentimientos, voluntad, cuerpo y alma- se encamina a un único objetivo: conseguir más droga, por muy pequeña que sea la dosis. Y eso es lo terrible de esta adicción tan fuerte, que lleva a la deshumanización.

Quizá por eso cuando yo veía un drogadicto me asustaba, veía a una persona sucia, muy delgada, que apenas podía vocalizar sus palabras, con una mente totalmente perdida, sin rumbo. Pero ya no me asusta un drogadicto, ahora lo que me produce es tristeza, una enorme tristeza, porque lo que antes me llevaba al rechazo e incluso al miedo, ahora lo veo como una situación que no es aceptada, no es aceptada porque la sociedad no conoce todas sus dimensiones, y tampoco se ponen suficientes medios para su desaparición.

Y es que durante estos últimos años he tenido la oportunidad de conocer a muchas personas que día a día tratan de huir de la droga con grandes esfuerzos, en una lucha que puede durar meses y años y en la que se necesita una voluntad de hierro para salir adelante. Lo que más me asombra es que cuando un drogodependiente abandona el “mono” y el consumo diario, se convierte en una persona totalmente normal, tan agradable para charlar como el mejor de mis amigos, con multitud de sueños por realizar... sueños tan sencillos como pasear una noche tranquilamente, ir al cine, tomar un café en un bar, bailar un viernes noche, enamorarse... sueños tan humanos y que todavía no puede realizar porque está aprendiendo a ser persona, en un renacer que supone una lucha constante, algo muy duro, pero tremendamente edificante si se llega al final.

Para abandonar la droga no basta con dejarlo un par de semanas. Eso no sirve para nada, hay que reconstruir a la persona tenga la edad que tenga, volver a conocer cada uno de los sentimientos, darse cuenta que uno puede volver a ser alguien en un futuro próximo, un hombre íntegro, sin esa adicción que lo destruía totalmente.

La sociedad tiene que ser capaz de asimilar y comprender todo lo que rodea al drama de la droga. No hay que ver sólo al ladrón, al que pide cinco duros en el semáforo, al que sale del hipermercado con la cara sucia y la litrona en la mano, al que mira sin saber mirar, al que siente un sinsentir permanente. Cuando se comprenda lo que esconde la droga habremos dado el primer paso para su erradicación porque sabremos que no es una enfermedad ni algo que provoca miedo y rechazo. La droga es caer en la red de la araña más venenosa. Salir de ella y volver a ser hombre es tarea de todos, sin ayuda ni compresión es imposible.

(MARZO 2002)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

esta bien para los chavos para que sepan reflexionar

Anónimo dijo...

Grasias x el escrito yo soy un DROGADICTO